VIOLENCIA VERBAL: PALABRAS QUE HIEREN MÁS QUE LOS GOLPES
El insulto es una forma de maltrato: "Tú no sirves". "Tú no aprendes" "Eres
un/una inútil, bruta/o, torpe". Es la palabra que degrada, humilla, rebaja al otro, lo agrede.
Cuando el maltrato verbal se instala como dinámica en una pareja, al abusador se le concede el
poder de ser superior, dominante y hasta puede derivar en la agresión física.
Pero las palabras pueden herir mucho más profundamente que los golpes. Mucho podemos decir sobre
la violencia física, pero la agresión verbal es mucho más sutil. Aunque no deja marcas físicas
visibles, es a veces mucho más dañina.
Existen matices en las formas de herir. Aunque no haya insulto, o palabras soeces, puede darse el
maltrato verbal, por ejemplo, si tu pareja te da órdenes o intenta manipularte.
Cuando usa la ironía o el sarcasmo para dirigirse a ti o para criticarte. Cuando niega o
rechaza tu forma de pensar y pretende que cambies tus ideas u opiniones para aceptar como
válidas solamente las suyas. Cuando usa el humor como crítica, para descalificarte o burlarse.
Cuando no acepta discutir un tema o decide unilateralmente el momento de finalizar la discusión.
El insulto le permite menoscabar, disminuir la autoestima del otro. Probablemente él mismo no
se siente valioso y, con mucha frecuencia tiende a negar la responsabilidad de su ira acusando
al insultado de provocarla.
Entonces, como sabe que ha perdido la razón al quedarse sin argumentos, se siente acorralado y
vuelve a acusar con un gran: “CONTIGO NO SE PUEDE HABLAR”, "ME OFENDES", "MIRA COMO ME
PONES" , "TÚ ERES ESTO O LO OTRO", "NUNCA VAS A CAMBIAR", "POR ESO TE DEJO", ME HACES LA VIDA
DE CUADRITOS”, etc., etc.
De esta manera, el conflicto nunca se resolverá. El respeto por el otro, y también de sí mismo,
desaparece de la relación. Los miembros de la pareja dejan de ser equipo y se convierten en
rivales. Ya no están "con" sino "en contra de". Así pasan a ser enemigos que hablan de un amor
atravesado por la espada o las palabras de la muerte.
La burla es otro asesino que clava su estaca en el corazón y luego te chupa la sangre con una
sonrisa. La mentira de quien te hace sentir que eres tonto, algo que terminas por interiorizar
hasta creer que puede ser cierto.
Así como las palabras tienen la fuerza de enamorar, de sanar, de motivar, también tienen la
fuerza de destruir y cuando vienen de seres amados nos creemos que tienen razón y comenzamos a
llenar sus expectativas para que nunca nos dejen de amar. Así llegamos a convalidar el abuso.
¿Y un abusador puede cambiar? Solamente cambiará si acepta que tiene un problema y solicita
ayuda.
Irene Specht