MIENTRAS MÁS DESPRECIO A MIS PADRES, MÁS ME PAREZCO A ELLOS
Formamos una pareja y nuestra primera referencia es la pareja que vimos en
casa... si es que la hubo. Si no, cargamos igual con la huella que esta circunstancia nos
dejó. Tendemos a hacerlo igual. Conformamos una familia a partir de lo que traemos. Podemos
creernos los mejores padres hasta que de pronto nuestros hijos comienzan a hacernos los
mismos reclamos que les hacíamos a nuestros padres.
Si buscamos distanciarnos de nuestros progenitores, lo más probable es que terminemos
pareciéndonos a esa mamá o ese papá que tanto criticamos.
Si nacemos en Venezuela, somos venezolanos. Vivimos dentro de esta cultura y usamos unos
modismos particulares. Es nuestra identidad. Podemos aprender otros idiomas, otras culturas,
otros formas de vida... y aún así, seguimos siendo venezolanos.
Solo a partir del reconocimiento de lo que somos, con humildad, podemos mirarnos en el espejo
de las diferencias. Nos vemos en el reflejo de esos pequeños o grandes rasgos que nos
conforman desde nuestras familias de origen: padres, madres, abuelos y abuelas que, con su
amor o sin él, hicieron de nosotros lo que somos...
Admitir y reconocer el lugar de dónde venimos es esencial. Solo así podemos tomar las riendas
de nuestro destino.
Lógicamente, no podemos tomar a nuestros padres si los rechazamos. Tampoco si los amamos
ciegamente. Al amar con conciencia podemos encontrarnos. De lo contrario, terminamos siempre
abrazados a nuestras proyecciones.
Nuestros padres nos dieron lo más importante que es la vida. Hayan sido quienes hayan sido,
les rendimos tributo con nuestra manera de comportarnos.
Si los negamos, estamos en el camino de parecernos más a ellos. Por doloroso que haya sido
el pasado, hay que atreverse a mirarlo con los ojos bien abiertos, ya que solo integrando lo
sucedido podemos avanzar y crecer. Nuestros padres pagaron un precio para que nosotros lo
hiciéramos diferente. Y la vida así adquiere sentido. Y eso nos pone en orden con el Creador.
Dedicado a Nancy Lee Vivas... Q.E.P.D.
Irene Specht