Dra. en Psicoterapia

Presidenta y Fundadora de Ágape - Programas de Formación para el Desarrollo del Potencial Humano

Dra. h.c. Ciencias Holisticas. Master h.c. Drug & Alcohol Couseling. Dir. Ágape. Caracas. Terapeuta e formadora de Constelaciones Familiares, de Gestalt. Musicoterapéuta. Especialista en Pareja y Familia. Thetahealer. Certificación Internacional en Consejería Terapéutica en Drogodependencia.

ABORTO: CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS PARA LA MUJER

El tema del aborto es muy delicado y sensible tanto para hombres como para mujeres, pero en la mujer cobra mayor afección por ser ellas quienes lo sufren en carne propia. El cuerpo de la mujer está concebido de manera instintiva para sostener y alimentar la vida que lleve adentro, además la relación del feto y su madre se inicia temprano con los cambios físicos y hormonales de ella. Cambia toda su biología. En los primeros tres meses, la mayoría de las mujeres pasan por el entusiasmo, la planificación, el miedo, la preocupación, la angustia, sea un embarazo deseado o no.

Para muchas puede ser un mundo nuevo lleno de ambivalencias. Y en la medida que avanza el embarazo la mujer se siente más unida a ese ser que cobra vida dentro de ella. Es parte de sí, en una confluencia inicial donde ambos “son uno en un solo cuerpo”, tarea de una enorme exigencia física y emocional, sobre todo si además se tienen otros hijos.

Son muchas las mujeres que pierden un embarazo de manera involuntaria. Entonces aparecen los sentimientos de pérdida, soledad, culpa, angustia. Creen que las ambivalencias que sufrieron al inicio del embarazo el niño las percibió y por eso no quiso vivir. Estos efectos son normales y con el tiempo desaparecen, sobre todo si tiene apoyo por parte de la pareja y de la familia. La situación de no haber hecho nada para abortar es una ayuda para la elaboración del duelo.

Muchas mujeres se practican abortos, legales o no. Las razones pueden ser muchas. Ignorancia, abandono, rechazo social, imposibilidades económicas, trabajo, vergüenza, coacción de la pareja. Muchas veces es una decisión difícil, porque la mujer pone en riesgo su salud y su vida. Y en ocasiones el precio a pagar es su misma fertilidad en el futuro.

Variadas investigaciones demuestran que las reacciones varían de una mujer a otra. Pero el efecto que el aborto produce en la salud mental de la mujer, sobre todo si es provocado, es evidente. ¿Por qué?

Durante siglos la mujer ha sido educada para ser madre. Ellas son las encargadas de cuidar los vínculos, las relaciones de la familia y la sociedad, aunque en el último siglo hemos notado cambios todas estas circunstancias. Mucho se ha dicho sobre los derechos de la mujer. También mucho se ha logrado. Por ejemplo: los derechos a decidir sobre su propio cuerpo. En algunos países es hoy en día legal el aborto y es un tema polémico que suscita discusiones infinitas. Pero la verdad es que la mujer es la depositaria de la vida y del cuido de lo que eso implica. Cuando una mujer se embaraza, le expresa a su pareja todo su amor.

Le está diciendo: “Te doy todo de mí y más”.

Es por esto (y más) que cuando una mujer pierde un hijo involuntariamente o no, se ve tan afectada.

Si sucede un aborto, en opinión del psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, “junto con el hijo también se aborta al marido, a la pareja”.

De ahí que el aborto tiene un efecto profundo en la relación de pareja. Hellinger va más allá: “también afecta las futuras relaciones de pareja”.

Desde el punto de vista de las Constelaciones Familiares, estas son heridas que se han generado conscientes o no, a propósito o no, y que no tienen compensación. Por lo general en estas relaciones hay separaciones o divorcios en puerta, a menos que se miren con responsabilidad los efectos que estos eventos producen.

Dice Hellinger: “Cuando una persona se decide por algo, por regla general tiene que dejar otra cosa a cambio. Aquello por lo que se decide es aquello que se realiza. Si desprecian aquello que no realizaron, esta actitud resta algo de lo que eligieron, lo disminuye. En cambio, valorando lo no realizado, aunque no lo eligieran, aún añaden algo a lo que eligieron. (…) En cambio, valorando lo no realizado, aunque no lo eligieran, aún añaden algo a lo que eligieron”.

En muchos casos las consecuencias de un aborto son mayores a las de tener al niño que se está gestando. No sólo en cuanto a la salud mental y física de la mujer, sino al efecto “sistémico” que esto produce en todos los integrantes de la familia. Los efectos se mecen entre el dolor y la culpa, siendo necesario procesar ambos y asumirlos con sus consecuencias.

Se hace necesario admitir el dolor, en el momento que toca, con la mirada puesta en el niño o la perdida, incluso, por un tiempo, darle un lugar en la vida familiar. Aunque después el asunto sea cerrado y con él la culpa, de manera de encontrar la paz interna necesaria y la de la familia.

El tema del aborto voluntario es uno de los más polémicos. Es una verdadera guerra campal de ideologías, teorías científicas y creencias religiosas. Varían desde ser visto como un asesinato hasta creer que las mujeres tienen derecho a decidir si tienen o no a su hijo.

En las Constelaciones Familiares, el aborto tiene consecuencias profundas en el alma, aunque existan diferencias de una familia y otra. Esta apelación no conmueve al alma con argumentos, porque actúa de manera independiente e inconsciente.

Mi recomendación es el acompañamiento terapéutico, los duelos en soledad pueden durar toda la vida y tener graves consecuencias para la salud.

En una lectura encontré algo hermoso que decía más o menos así: A nuestro planeta le llamamos Madre Tierra porque ella representa la vida y de ella brota. Así mismo la madre es como la tierra, de ella emerge la vida nueva. Pero la tierra no sólo es vida sino que es muerte también. Así, la mujer en su embarazo puede amenazar su vida, por tanto las lleva en sí misma y está ligada a las dos.

“Oh, pedazo de mí, oh, mitad amputada de mí, llévate lo que queda de ti, que la melancolía duele como latidos, igual que sentir una punzada en el miembro que ya perdí”. (De la “Opera Malandra”)

Irene Specht