Dra. en Psicoterapia

Presidenta y Fundadora de Ágape - Programas de Formación para el Desarrollo del Potencial Humano

Dra. h.c. Ciencias Holisticas. Master h.c. Drug & Alcohol Couseling. Dir. Ágape. Caracas. Terapeuta e formadora de Constelaciones Familiares, de Gestalt. Musicoterapéuta. Especialista en Pareja y Familia. Thetahealer. Certificación Internacional en Consejería Terapéutica en Drogodependencia.

DE AMORES Y ODIO MELLIZALES

La revista National Geographic publicó en enero del 2012 un artículo de Peter Miller titulado "Una o dos cosas acerca de los gemelos" (A Thing or Two About Twins). Se trata de la historia de dos hermanos nacidos en Ohio en 1939: Jim Springer y Jim Lewis. Ambos fueron dados en adopción cuando eran bebés y criados por dos parejas diferentes, pero se encontraron cuando ambos tenían 39 años de edad. Entonces, notaron muchas coincidencias:

-Tenían el mismo nombre de pila.
-Ambos medían 1.80 m y pesaban 82 kilos.
-Ambos tuvieron perros llamados Toy.
-Ambos pasaban vacaciones en la misma playa de Florida.
-Ambos tuvieron esposas llamadas Linda y ambos se divorciaron.
-Fueron comisarios, se comían las uñas, tenían dolores de cabeza, fumaban la misma marca de cigarrillos, tomaban la misma marca de cerveza, igual sonrisa, voces indistinguibles.

Los hermanos fueron caso de estudio también para el psicólogo Thomas Bouchard de la Universidad de Minnesota. El laboratorio dirigido por Bouchard tiene veinte años comparando 137 pares de gemelos que han sido criados por separado.

De cada diez embarazos, uno es múltiple. Si dos óvulos y dos espermatozoides son fecundados al mismo tiempo, entonces se desarrollan dos embriones diferentes dando lugar a embarazo de los mellizos. Pero cuando un solo espermatozoide y un solo óvulo se fecundan formando un cigoto que luego se divide en dos, se forman los gemelos.

En cualquier caso, la vivencia para ambos es la de estar acompañados desde siempre, compartiendo el mismo espacio. Esto genera dinámicas muy particulares y difíciles de entender para la mayoría de las personas.

La forma como experimentamos la vida en el útero- nuestro primer mundo- puede crear predisposiciones en la personalidad de cada individuo.

Venimos en una milagrosa envoltura y de la forma como experimentemos esa envoltura, la vida uterina, puede depender la manera como vemos el mundo.

Antes de nacer, el niño percibe sensaciones, emociones, pensamientos de la madre, oye la voz del padre y el modo como éste acompaña la gestación.

Según facilitadores de rebirthing desde el instante en que somos concebidos, recibimos información sobre quiénes somos.

Por ejemplo, si una mujer queda embarazada para salvar su relación, ese concepto puede ser arrojado sobre el niño, quien actuará entonces como un salvador.

Hasta las formas en las cuales se realiza el nacimiento (la manera como uno sale o llega a este mundo) también suponen maneras de resolver situaciones.

Aunque los gemelos y mellizos se acompañan durante la vida uterina, ambos luchan por el mismo espacio, se empujan y no siempre su nexo es cordial.

Esta relación de amor y odio, de atracción y rechazo, los vincula íntimamente por el resto de sus vidas.

Somos seres individuales, y el carácter de cada hermano también influye, y determina la relación que ambos desarrollan.

Los gemelos tienen la natural necesidad de diferenciarse, como cualquier ser humano. Ver que cada uno tiene sus capacidades y limitaciones, defectos y virtudes, y aprender el respeto a las diferencias dentro de las igualdades, pudiendo aprender cualidades del otro en vez de convertirlas en competencias significa dar un paso adelante en el desarrollo.

Para los demás, es importante entender lo dañino que pueden ser las comparaciones, especialmente para estos niños o adolescentes que están tan expuestos, por su condición, a ser blanco de comparaciones durante toda su vida.

Ellos pueden ser inseparables amigos, como Castro y Polux, los hermanos de la mitología griega que dieron origen a la casa del zodiaco llamada Géminis, o rivales y enemigos, como el Esaú y Jacob de la historia bíblica, los hijos del sexagenario Isaac, o tal vez simplemente compañeros para la fundación de ciudades como Rómulo y Remo.

"Te veo y me veo,
lo que siento por ti
es tan distinto y grande
que no podría imaginarme sin ti.
Cuando te conocí,
supe que eras el verdadero significado de mi vida
frente al espejo".

Irene Specht