Dra. en Psicoterapia

Presidenta y Fundadora de Ágape - Programas de Formación para el Desarrollo del Potencial Humano

Dra. h.c. Ciencias Holisticas. Master h.c. Drug & Alcohol Couseling. Dir. Ágape. Caracas. Terapeuta e formadora de Constelaciones Familiares, de Gestalt. Musicoterapéuta. Especialista en Pareja y Familia. Thetahealer. Certificación Internacional en Consejería Terapéutica en Drogodependencia.

VIVO CON UN OBSESIVO COMPULSIVO QUE ME ESTÁ VOLVIENDO LOCA

Las parejas suelen "bailar pegado": uno completa al otro. El uno le presenta al otro la polaridad alienada que lleva consigo. Son un espejo, bien porque posee ese rasgo de personalidad y no lo ve (o no lo asume) o sencillamente porque no lo quiere para sí, convirtiéndose en un estilo de vida. Mejor dicho, en un estilo de pareja.

La persona que sufre del trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo es perfeccionista, cuida hasta el último detalle y nada le parece que llega a cumplir con su perfección, es decir, siempre debe ser mejor. Este trastorno se caracteriza principalmente por pensamientos obsesivos y actos compulsivos recurrentes.Los pensamientos obsesivos son ideas, imágenes o impulsos que irrumpen una y otra vez en la mente de la persona.

Son molestos y la persona intenta desesperadamente resistirse a ellos sin éxito. Los actos compulsivos o rituales se repiten como comportamientos estereotipados, no son para nada placenteros ni llevan a completar tareas útiles.

Cuando está en pareja, es exigente, esperando que la pareja le dé algo que jamás va a llegar. Sus relaciones están basadas en el control. Entonces hace una carrera de obstáculos con el fin de llegar a la meta. Y créanme: no llegará. Por el contrario, si lo hace bien, está mal y si lo hace mal, esta peor, en una lucha titánica de intentos de complacer a "su amor" que es un saco sin fondo.

La palabra mágica que define a una persona con estos rasgos es "CONTROL".

Según la terapia centrada en los esquemas de Gluhoski y Young (1997) estas características se desarrollan en la infancia y se extienden por toda la vida por la acumulación de interacciones negativas y conllevan componentes cognitivos, interpersonales, emocionales y conductuales, los cuales interfieren con la necesidad de aceptación y relación que vienen de la desconexión y rechazo en su historia de vida.

Aunque no hay conciencia del problema, pueden hacerse conscientes del mismo, pero son rígidos y difíciles de cambio alguno porque abarcan su núcleo individual del sentido de sí mismos.

El abandono y la inestabilidad no le permiten confiar en que los demás puedan apoyarle. La desconfianza y el abuso le inyectan la creencia de que los demás van a herirle o se aprovecharán de él o de ella.

La pérdida de emociones le lleva a creer que no es capaz de lograr la empatía. Su imperfección y vergüenza le mantienen en una visión de sí mismo como antipático e indeseable. Socialmente aislados, pueden sentirse muy solos por creer que son "diferentes a los demás".

Con todo esto, van a las relaciones con dependencia y sin alcanzar algo fuera de su familia, dependen con la creencia de ser incompetentes buscando la perfección con la sensación de estar desamparados necesitando de otros. Así llenan a los demás con sus exigencias, los abruman con sus carencias que jamás serán satisfechas por más que las personas lo intenten ya que éste va siempre a esperar experiencias negativas, pues vive con una sensación de fracaso permanentemente.

Con esto en su maleta, van por la vida interfiriendo en el sentido de espontaneidad y fijando su atención sobre aspectos negativos de la vida. Pesimistas como son, evitan la vergüenza con reglas implacables para evitar la crítica, creyendo que merece castigo por sus errores.

Aún así, va de la mano con límites inadecuados con la creencia de ser superiores a los demás en relaciones ambivalentes, competitivos y dominantes. Su disciplina es impulsiva, su autocontrol es insuficiente.

Es importante aclarar que no todos los obsesivos poseen el mismo grado de enfermedad. Lo que sí es cierto, es que la familia, la pareja y aquellas personas cercanas se ven afectadas por el trastorno. Todo esto es materia de especialistas: psiquiatras, psicólogos clínicos, especialistas del área.

Con todo, el convivir con un obsesivo compulsivo no es sencillo, es muy importante el tratamiento profesional del mismo, y si su pareja decide quedarse, la ayuda es poner mucho de su parte para que la vida no se le haga imposible.

Un aspecto que no se puede dejar de lado son los celos extremos, los que asfixian. Necesitan tener todo bajo control.

Otras característica pueden ser la tendencia a las crisis de conciencia moral: en algunos casos por padecer ciertos trastornos sexuales, tienen la necesidad de someterse a disciplinas muy rígidas.

La persona que vive con un neurótico obsesivo requiere de mucha paciencia ya que estas relaciones dejan de ser de amor para convertirse en relaciones de "aguante" y de "poder", porque habrá momento en que diga cosas como: "No respondo de mí", "Es una tortura que me hace infeliz", "La paz se fugó hace tiempo".

Un esfuerzo en conjunto es fundamental. Y aunque la pareja llegue a comprender qué pasa con este trastorno, no significa que podrá evitar el sufrimiento.

¿Cómo elige alguien a una pareja obsesiva compulsiva?

Puede engancharse con estos pensamientos: "Necesito a alguien eficiente a mi lado", "Necesito a alguien que me lleve por el buen camino", "Necesito una pareja muy responsable y confiable". Y la respuesta puede ser: "De ahora en adelante, yo tomaré las riendas", "Debo mantener mis emociones bajo control", "Te equivocas demasiado".

Según el Dr. Horvat, existen unas etapas por las que atraviesa una familia que vive con un obsesivo compulsivo y que a mi juicio son muy importantes de mencionar: Primero, intentos de racionalizar la situación. Luego, poco a poco, el asombro y la angustia van ganado territorio en la familia. Entonces se dan cuenta que algo anda mal, que se torna irracional y compulsivo, y que además está interfiriendo con la dinámica familiar y que todos finalmente se obligan a sí mismos a cumplir los rituales del obsesivo porque ya vieron el estallido de angustia que desencadena no hacerlo, agrega el especialista en psiquiatría y psicoanálisis. "Sumado a la angustia, la irracionalidad genera violencia. Entonces la familia o la pareja comienza a cuidarse evitando, y hasta mintiendo, buscando no hacer eso que genera el estallido de angustia, y crece cierto grado de ritualización pero también de ambivalencia. Como consecuencia, aparecen los “accidentes”, "metidas de pata” que producen un nuevo estallido pero que no son realizadas con intencionalidad. El estallido empeora la situación del enfermo y la situación de la familia. Es por esto que en el trastorno obsesivo compulsivo es conveniente que el tratamiento pasa por el enfermo y por la familia. Terapia individual y grupal”.

En relación a la pareja es un tema de dos, ya que en toda pareja constituida siempre hay un contrato tácito donde sin darse cuenta han firmado la "complementariedad" de las propias neurosis y que es concordante.

Sin embargo, puede que algunos miembro de la pareja cambie y se rompa el contrato porque no se trata solamente de convivencia sino que ya la persona que cambia no necesita de ese otro obsesivo.

"Cuando no estás puedo respirar, puedo ver la libertad, mi alma se expande como buscando otros horizontes".

Este es un tema muy amplio y perteneciente a la clínica, sin embargo es importante poder ilustrarse en el tema con el fin de colaborar de manera preventiva con la salud de la pareja y por ende de la familia.

Irene Specht